Los 70 años de un artista esencial llamado Charly García

Charly García, según Pablo Bernasconi.



por Fernando G. Toledo



ntre Canción para mi muerte (1972) y Mundo B (2015) no hay sólo 43 años. Hay mucho más que eso: hay un retrato en primera persona de un hombre que va cantando, a la vez, al país que lo acoge, que estalla, se levanta, vuelve a caer y pierde, naufraga a cada rato, y siempre un poco más. Un país que, sin embargo tiene en él, al menos, a un artista brillante que no deja de hacer de este un país más valioso.

Hemos mencionado la primera y la última de las canciones que ha grabado hasta hoy Carlos Alberto García Moreno, mejor conocido como Charly García. El músico acaba de cumplir 70 años y una larga celebración, argentina hasta la médula, se ha confabulado para agradecerle tanta música. Desde aquel inicio con su dúo Sui Generis (junto a Nito Mestre) hasta esa última y esforzada obra, entre melancólica y heroica, que ha sido Random, hay tanta música inescindible de nuestros contemporáneos que, sin ella, parece que la Argentina perdiera un poco de los rasgos culturales que la identifican.

Y es que los grandes artistas, los que cambian los rumbos del ecosistema en que se mueven (su tiempo, su lugar, sus pares), no pasan de largo. Lo que hacen no es apenas un adorno, la cal de un muro, el barniz de una puerta. No: esas canciones, esa figura y esas melodías se han instalado tanto en la médula cultural de este pueblo, que si se quitaran de allí quedaría una mueca de ausencia, un vacío inexplicable.

Charly García llegó a meterse en medio de una historia musical, la del rock nacional, que había iniciado unos pocos años antes, pero que ya tenía adalides difíciles de igualar. No era sencillo destacar entre nombres como los de, por ejemplo, Litto Nebbia, Javier Martínez, Gustavo Santaolalla o Luis Alberto Spinetta, todos ellos fundadores de la música a la que este espigado y talentoso joven llegó a decir lo suyo. Lo hizo como líder de bandas antológicas que fueron marcando la senda en medio de un país que estallaba. Y luego, en solitario, a la par de una nueva democracia, en la que siguió escribiendo el guion de su presente.

Ese hombre, por supuesto, tiene la perfección del artista y la maldición del genio. Así que, en su esfera personal, los excesos y los desvaríos, han conspirado una y otra vez contra él y contra la continuidad de su camino artístico. Sin saberlo, a su manera, Charly se ha convertido en metáfora de su Argentina. 

«Es larga la carretera / cuando uno mira atrás, / vas cruzando las fronteras / sin darte cuenta, quizás», dijo en aquella primera canción este hombre. «Que es un hombre que hizo bien / siempre tratando de ir / a pesar del mundo», anotó en la última. Así son los grandes: hasta las palabras en su honor pueden tomarse de lo que él mismo ha escrito.

No caben dudas: Charly García se ha hecho necesario y fundamental para nuestra historia. El que tenemos no es un país perfecto, pero gracias a su arte es, seguramente, un poco mejor de lo que sería sin esa música genial.


Publicado como editorial de diario Los Andes el 1 de noviembre de 2021

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