A la orilla de la vigilia
Brenda Sánchez y Fernando G. Toledo en la primera presentación de la novela. |
Por Brenda Sánchez (*)
«Y entonces tuvo el sueño más sombrío, la peor pesadilla, la perfecta: Apolo se soñó soñando en pleno día, bajo un sol imponente que bañaba (horror de los horrores) sus dos ojos cerrados, como ciegos, ante el brillo» (p.13)
El mar de los sueños equivocados de Fernando G. Toledo, novela ganadora del Certamen Vendimia, en la categoría infanto-juvenil, cuenta la historia de Apolo Niro, un chico de 13 años que teme quedarse dormido a la luz del día, porque presiente que algo terrible puede pasar. Esto le sucede y cuando se despierta encuentra el mundo deshabitado y una niebla creciente que se traga todo a su paso. Luego de distintas peripecias que comparte con un animalito y una chica que aparecen en ese mundo de pesadilla, atraviesa un portal y llega al mar de los sueños equivocados, el Enupnión. Allí lo espera Artemidoro, un adulto que le dará los elementos para comprender la situación en la que se encuentra y que impulsará a Apolo a tomar las riendas de su propia historia.
La novela propone múltiples abordajes: puede ser leída desde una perspectiva psicoanalítica, como novela de viajes, novela de aventuras, novela de iniciación.
La lectura que les propongo hoy es absolutamente personal. Aun así, y a sabiendas de lo limitado de esta perspectiva, comparto mis sensaciones e intuiciones respecto del texto y, sobre todo, por qué estoy segura de que El mar de los sueños equivocados es un gran libro. Éstas son mis razones:
1. Le creo a Apolo Niro.
Apolo recién entra en la adolescencia, se desenvuelve, se conflictúa, se enamora y resuelve las situaciones como un chico de su edad. Su voz es creíble.
Pero –y esto es sumamente importante– la novela no busca la identificación lineal y plana con el personaje, de la que se vale mucha de la literatura actualpara jóvenes, con protagonistas que encarnan los estereotipos adolescentes y que carecen de espesor psicológico.
Con Apolo Niro no hay una identificación directa. Más bien somos acompañantes de su historia. Muchas veces sabemos más que él (nos damos cuenta de que está en una pesadilla antes de que él lo sepa), pero desconocemos qué decisiones tomará, que fuerzas psíquicas lo mueven, qué pulsión prevalecerá.
Toledo crea un mundo que no podemos dejar de transitar, pero no porque somos Apolo Niro, sino porque su historia entronca con conflictos psíquicos, afectivos, estéticos de cada uno, es decir, porque la literatura toca nuestra propia vida.
2. Toledo es un poeta
Parece una obviedad, ¿no? Pero esa postura poética frente a la vida y frente a la lengua hace que, en El mar de los sueños equivocados, la lírica se imbrique con la acción de manera indisoluble. ¿De qué otra manera narrar el inconsciente, sino a través del eterno presente la imagen poética?
De este modo, la novela de Toledo entronca con una línea de prosa lírica de la literatura para niños y jóvenes argentina contemporánea. Pienso en los imprescindibles Stéfano, de María Teresa Antruetto y Ruedamares, de María Cristina Ramos.
Gran parte de la novela se desarrolla en el inconsciente del protagonista. Toledo lo construye a través de intertextos surrealistas, imágenes visuales y la creación de un caos ordenado, de un tiempo detenido, de un espacio sin dimensiones en los que la imagen poética instala un modo de comprensión prerracional.
«De frente al mar, una interminable extensión de camas se ubicaba sobre la arena, como si las sombrillas del verano se hubieran transformado en esta especie de enorme hospital de sueños. Camas vacías, en hileras, con sábanas blancas y frazadas azules o pardas, quietas frente a unas olas que parecían cantarles una canción de cuna» (pág. 61)
La lucha de Apolo por despertarse, por salir de ese estado primitivo será el motor para descubrir el trauma reprimido que originó la fobia que da inicio a la novela: el temor a quedarse dormido bajo la luz del sol.
3. El tratamiento del tema
La playa del Enupnión funciona como el ojo del huracán: es el lugar indefinido al que se llega después de la pesadilla. Allí deberá decidir si continúa su viaje o si se queda para siempre en esa playa, sin encontrar la orilla de la vigilia. Lo que se juega en la decisión de Apolo es, ni más ni menos, que crecer, madurar sabiendo que el costo enfrentar sus temores más profundos.
El conflicto de la novela se resuelve freudianamente: una vez evocado el momento del trauma desaparece el síntoma. El sueño de Apolo es un viaje a través de su inconsciente. Allí atravesará distintas pruebas que lo llevarán a enfrentarse con el Enupnión, el mar de los sueños equivocados, que puede ser leído como su propio mecanismo de represión.
No voy a contarles el hecho que origina el trauma de Apolo, porque sería quitarles el placer y la sorpresa del descubrimiento. Lo que sí puedo decirles es que Toledo acierta en el tono, en el ritmo y en los recursos para narrar un tema durísimo, sin edulcorarlo y sin dramatizarlo.
El dolor de la pérdida (en todas sus formas), la persistencia de la culpa, la aceptación del dolor corren paralelas al conflicto identitario de la adolescencia, al descubrimiento del amor, a la relación con los padres.
Y Toledo acierta más aun en la resolución de la novela, que, sin ser conciliadora, es esperanzada. La pulsión a la vida prima, y el Enupnión, ese mar de los sueños equivocados, es el caos que posibilita –a Apolo y a nosotros, lectores– un nuevo comienzo.
(*) Texto leído en la presentación del libro y publicado como reseña en MDZ.
Es el mejor libro que leí en toda mi vida😁
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, aunque te invito a seguir leyendo y a seguir encontrando libros maravillosos que, seguramente, te gustarán tanto o más que este. Muchas gracias por tus palabras.
Eliminarhola Fernando; ¿cómo puedo acceder al libro "El mar de los sueños equivocados?, soy de la provincia de La Pampa y deseo leerlo para trabajarlo con mis alumnos.
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