Minimicrocuentos (o siete microrrelatos del siglo pasado)
© Fernando G. Toledo
Durante 1994 y 1995, el suplemento Zapping de Diario Uno publicó una sección denominada «Minimicrocuentos», en la que algunos de los periodistas de la redacción de entonces (entre ellos, Rubén Valle, Laura Antún y quien firma) escribíamos, por pura diversión, relatos mínimos que casi siempre surgían con total espontaneidad en pocos minutos. De ese grupo de relatos publicados rescato estos pocos, firmados por mí, y que aparecieron en un viejo archivo de casa.
Cada uno carga con su cruz
Después de empaparla me subí los pantalones, arrojé los tres billetes de siempre y cerré el mausoleo por una noche más.
Centros
Los humanos somos antípodas de la Tierra misma. Un mundo paralelo y contrariamente equivalente al mundo. Así como la Tierra tiene un centro de gravedad, el hombre tiene su centro de levedad.
Había una vez
Un espejo vacío: éste.
La última cena
El asado del personal médico fue exquisito. Y aún no se sabe quién fue el maldito culpable de eso. De eso y de que el paciente se quedara sin su salvador trasplante de órganos.
Recién
―¿Qué hacer cuando se está así como estoy?― pregunta.
―Dejar de hacer― le contesta sin titubear.
―Entiendo. Dejarse ser.― murmura mirando hacia abajo y rajando un principio de sonrisa.
Tic-tac
Me dio tanto miedo la sensación de estar sin tiempo que volví a darle cuerda al reloj.
Lo que, después de todo, nadie puede vivir para contar
Mucho más tarde, empezó a surgir el olor a cadáver. El féretro se hizo entonces decididamente más incómodo.
Ilustración: La persistencia de la memoria (1931), de Salvador Dalí
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