Juego humano
Fotografía: Camila Toledo. |
«Mis padres me engendraron para el juego
Humano de las noches y los días,
Para la tierra, el agua, el aire, el fuego…»
Jorge Luis Borges
1/La tierra
El último año que no has vivido
Acaba de terminar:
No hay retórica ni ceremonias,
Y la nueva cuenta regresiva
Te sorprende cuando sostienes,
Casi asqueado, tu propio esqueleto
Sobre la tierra. Las criaturas que amas
Confían en sus rutinas biológicas
Y el mundo externo al que, pareciera, nunca
Vas a pertenecer
Avanza como una cinta de video
A través de la ventana. Respiras
Y crees dejar en cada mínimo gesto
Una muesca. Pero el planeta borra
Con un giro más cualquier evidencia
Y el polvo flota en el cuarto
Igual que una lenta mortaja
Que cubriera con pudor
La obscenidad cadavérica
De ese órgano latente, tu cuerpo.
Afuera el verano
Resquebraja los viñedos,
Afuera hay una verdad de cosas
Que viven, que mueren, que no
Te necesitan.
2/El agua
El surco sudoroso en la frente
No es una ofrenda sino un soborno
De la ceremonia humana. También
Cae una lluvia y adorna el paisaje,
Como si cada partícula evaporada
Formara parte de una fiesta ilegible
En la que se consagra el reinado
De las cosas necesarias para calmar
Esta sed. Ya que es la sed,
Nuestra sed,
La que observa desde lo oscuro
Tanta explosión de nubes
Y sangre y saliva
Y condenas para estos cuerpos arrojados
Al diluvio de las horas.
3/El aire
Si ese sonido ahora
Quedara oculto tras la mímesis
De lo desconocido,
Tal vez si el viento que descose
El mantel blanco de la tarde
No perturbara el paisaje,
El silencio habría adormecido
Con su rasposo murmullo transparente
El cristal de tu indolencia.
Pero ese aire tenaz,
Que acecha en el mundo externo
Y esparce el virus de un afuera
Sobre tus objetos previsibles,
Ese viento mancha el cerebelo
Y el miedo rellena los espacios
Con un ritmo quebrado.
Vas entonces cerrando las manos,
Porque con ellas ejecutaste
Los errores, Y aprietas los párpados
Para que ningún sueño se vuelque.
Corre el Zonda, se detiene, es viento,
Y el gusto que sorbe tu lengua
No es nuevo pero sí impreciso.
Ya nada se calla, todo es una estridencia,
Un adentro cerrado, un color no elegido,
Y vas pronunciando las mismas palabras,
Puesto que el temor es una vieja plegaria
Que nunca será atendida.
4/El fuego
Soplas el fósforo,
Lo sacudes,
Lo quitas del orden útil.
La llama domesticada de la cocina
Brinda una certeza
Que a ese delgado trozo de madera
Parece escapársele luego
De su fugaz combustión,
De su breve camino recto.
Lo arrojas,
En un rincón polvoriento yace,
Y mirándolo piensas en la mañana que avanza:
¿Es el día para que tu latido se extinga?
¿A quién vas a servirle hoy?
¿Ha estallado ya
Tu cabeza?
© Fernando G. Toledo
De Mortal en la noche (Alción Editora, Córdoba, 2013)
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