Una escritura que es un mundo vivo

Por Jorge Ariel Madrazo
Acerca de Mortal en la noche (2013)

Admiro y celebro la ductilidad de tu decir/sentir poético, eso que –sin hacer causa del pudor que acompaña a tales palabrotas– me gustaría llamar interacción dialéctica entre la experiencia directa y la memoria y elaboración ulterior, manifestadas luego en una escritura que es un mundo vivo en sí misma.
Esto es: no una representación, sino un cuerpo que respira y habla por su propia boca. Intelecto siempre presente, pero que (por fortuna y por sabio instinto poético) es vehículo y complemento de lo sensorial.
El poema que da título al libro me trae reminiscencias (no hablo aquí de influencias, sí muy posiblemente de amor hacia el hermano mayor) del entrañable Joaquín [O. Giannuzzi]. No es por azar que lo nombras, y a Saer, y que pones acápites de Quevedo y Anadón, dos cultores dela forma.
Muy acertadas las palabras de José Cereijo en la contratapa: reivindicar el presente, ese andar día a día con uno, los demás y el deseo, por lo mismo que está condenado a no ser.
El abrazo, Fernando... y chapeau!

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