La bolsa de residuos
A veces lo menos pensado (por ejemplo, una frase cursi) nos invita a ver que ya es tiempo de soltar lo que está haciendo daño y abrazar a los que nos sostienen. por Fernando G. Toledo ntre las cosas que me enfurecen podría estar esta que me sucede ahora: recuerdo una frase cursi, boba y solemne. La recuerdo en el momento justo en que noto lo peor que puede pasarle a los que presumimos de nuestra propia aversión a las frases cursis, bobas y solemnes. La recuerdo no por azar, sino porque le estoy dando la razón a tal frase. Pasa que vengo de reírme y de cantar de punta a punta una canción hermosa y simplona. O de tomarme con placer un café exquisito, da lo mismo. Vengo de reírme y, aunque yo sé que puedo hacerlo, no estoy seguro de que lo tenga permitido. Esa duda no está ahí, acicateándome, por nada, sino que viene dictada por la persistencia estridente de un largo luto. Una pérdida no sólo nos atenaza en la celda viscosa del dolor, sino que nos pone en la mano la llave de esa celda. Ve...