¿Por qué tantas preguntas?
¿No basta con saber cosas más útiles, cosas como dónde está el café, cuándo vence la cuenta de la luz, cuánto falta para que llegue el verano? ¿Por qué estas otras preguntas? © Fernando G. Toledo Por qué se ha abierto este día como un abismo urgente de preguntas? ¿Qué sucede hoy en la ventana repetida? ¿No basta con saber cosas más útiles, cosas como dónde está el café, cuándo vence la cuenta de la luz, cuánto falta para que llegue el verano? ¿Por qué estas otras preguntas? ¿Por qué no me salen las palabras y a cambio se quedan acá, chocando y mordiéndose como peces ciegos contra las paredes de un cráneo que es también una cámara de eco? ¿Desde dónde llegan estos recuerdos tan ásperos, tan inesperados, tan perdidos, tan desesperados? ¿Por qué tantas preguntas? ¿Por qué se parecen a un sorbo amargo que cuesta tragar? ¿Por qué a la vez, con oscuridad, iluminan? ¿Por qué «sin calor de nadie y sin consuelo», dolido como el poeta Miguel Hernández, «voy de mi corazón a mis asuntos»? ¿Por qué...